Las conferencias depredadoras son eventos aparentemente académicos que, en realidad, tienen una finalidad enteramente comercial. La apariencia académica les permite acercarse a los círculos de su interés. El principal problema con este tipo de eventos es que los contenidos expuestos, tanto en conferencias magistrales como en ponencias escritas, no han sido sometidos a un filtro académico riguroso que asegure la calidad. La prioridad es, en realidad, recaudar los ingresos económicos que se cobran por asistencia o participación.
1. Las personas o empresas encargadas de la organización del evento no tienen una vinculación solida con otras instituciones educativas.
2. Las invitaciones por correo electrónico para participar del evento llegan directamente a la carpeta de correos no solicitados (spam). Además, están escritos en un lenguaje genérico y ambiguo, similar al de los mensajes enviados por revistas depredadoras.
3. Si el evento se desarrolla de manera presencial, los anuncios priorizan, de manera poco usual, los atractivos turísticos de la ciudad anfitriona.
4. Los ejes temáticos propuestos son muy variados y disimiles. Con ello se busca interesar y convocar a la mayor cantidad de participantes.
5. No existe información clara sobre el comité científico encargado de revisar y aprobar las colaboraciones enviadas.
6. Se prioriza la información sobre el pago por concepto de participación. Este pago suele exigirse no solo a los asistentes, sino también a los ponentes.
7. Las conferencias magistrales estan a cargo de personas que son poco conocidas en el ámbito académico, o que carecen de experiencia suficiente en el área profesional mencionada.
8. Hay poca información sobre los siguientes puntos: resúmenes (abstracts), actas (proceedings), programa completo, fechas y plazos de entrega de las ponencias, etc.
9. Los patrocinadores del eventos son instituciones no vinculadas al sector académico o bien instituciones educativas con prestigio cuestionable.
1. Contactarse directamente con los organizadores. Se les puede solicitar más detalles sobre cualquier punto que no se haya aclarado suficientemente, como, por ejemplo, los pasos del proceso de evaluación o el nivel de participación de los patrocinadores.
2. Revisar exhaustivamente el sitio web del evento. El objetivo es verificar que el organizador haya sido transparente y explícito en todos los puntos mencionados, y que estos se reflejen en la web. Además el diseño grafico y la interfaz de usuario deberían ser prolijos y formales, lo que revelaría un trabajo profesional de por medio.
3. Consultar con colegas. Conviene preguntar a otros profesionales si han participado en ediciones anteriores del evento en cuestión, o si conocen a alguno de los organizadores. Esto permitirá tener mejores referencias sobre la seriedad y calidad del evento.